El poder del favor
El poder del favor
Debemos anhelar el favor de Dios, pues es la clave para que nos vaya bien. Aún en las circunstancias difíciles, podremos hallar ese favor y ser "el bendito o la bendita" entre el grupo en que estemos.
Dios hace todo perfecto y hermoso. Tenemos una imagen en televisión e Internet, después de Prensa Libre, somos la página más visitada en todo el país. Estamos en el puesto 29,000 de todo el mundo; la número uno de las páginas cristianas. Hablo esto para poder introducirme al tema de hoy. Hay una gracia en esta familia otorgada por Dios que debemos amar, respetar, bendecir y, si es posible, hacer crecer. No podemos menospreciarla, porque Dios no lo ha hecho. Él puso su mirada en todos nosotros como Casa de Dios; esa gracia y favor no se ve a cada rato. Estamos haciendo historia, y el acto de hoy, de la entrega de la licencia de construcción del nuevo templo, es parte del favor de Dios.
¿Qué es más poderosa: la unción o el favor? Yo le diría que el favor, porque eso lo hace llegar muy lejos. La Palabra de Dios habla mucho del favor y de la gracia. Cuando inauguré este templo, el mensaje fue: “Tengo poco que enseñar y mucho que testificar”. ¡Y es verdad! Hay cosas que no sé cómo enseñar, porque todo lo he conseguido por la gracia y favor de Dios.
Lucas 1:28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
Cuando estaba meditando en esto, el Señor me dijo: “Hay una manera de ser bendito entre todos los hombres”. El hecho de que Dios te diga: “Bendita entre las mujeres”. ¿Qué más puedes pedir? También puede decir: “Bendito tú entre los hombres, bendito tú entre los empresarios, entre los deportistas, políticos, entre todos los ministerios, entre todas las iglesias, entre las maestras, entre los dentistas, doctores, etc.”.
¿A cuántos les gustaría ser el bendito entre todos los que representa? Di: “Señor, yo quiero ser ese bendito entre todos aquellos que yo represento”. Hay un favor de Dios al que podemos tener acceso. El ángel le dijo a María: “Muy favorecida”, “eres bendita entre las mujeres”. Esa bendición les causó envidia a muchas personas. Cuando Dios pone el dedo en una persona para bendecirla, ¡prepárese!
Provoque a Dios para que cuando Él escoja a alguien, sea a usted. Yo siempre le he dicho a Dios que su favor es lo más importante, que es el que abre puertas; que es por su gracia que hemos construido este templo, que hemos hecho los programas de televisión, la página de Internet, por eso es que siempre hablo de gratitud, y he enseñado a dar gracias a Dios por todo. La gente malagradecida no ve la gracia de Dios, y por eso, camina en sus fuerzas.
Nunca compare sus estrategias para vender y negociar con el favor de Dios, porque si usted es una persona que tiene el favor de Dios para negociar, puede que esté vendiendo algo caro y la gente compre, y todavía se pregunte por qué le compra algo tan caro. Pero las personas que hacen todo en sus fuerzas, pueden incluso que estén regalando algo, y aún así, la gente no lo quiera.
María, Gedeón, Josué, José, todos obtuvieron cosas por el favor de Dios. A José le tuvieron envidia sus hermanos, porque tenía favor delante de su papá, quien le puso una túnica de colores, y Dios le dio sueños. Pensaban matarlo, pero halló favor delante de su hermano Rubén y únicamente le arrancaron la túnica para llevarla a su padre y que lo diera por muerto. Luego, lo vendieron como esclavo. Entre todos los esclavos, lo compró Potifar, y halló favor con él también. Hasta que la esposa de Potifar quiso estar con él, y como él no accedió, lo acusó de violación. Lo mandaron a la cárcel y fue bendito entre los de la cárcel también. Dios le revelaba los sueños, así que lo llevaron delante de Faraón para que los interpretase, y Dios le dio gracia y favor delante de él, y lo puso sobre todo su reinado.
En ese favor, deberíamos de aprender a vivir nosotros. No importa lo mal que le vaya, usted sabe que cuenta con el favor de Dios. Haga bien las cosas y hallarás favor delante de Dios y de los hombres. Se puede invocar el favor de Dios, di: “Señor, yo invoco, clamo tu favor en mi vida y en todo lo que hago”. Necesitamos el favor de Dios.
Lucas 1:29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.
El que goza del favor de Dios, normalmente no cree merecer todo lo que tiene y se pregunta: “¿Por qué a mí me pasan tantas cosas buenas? no creo merecerlo”. Pero cuando lo malo pasa al ser humano, por lo general, dice: “¿por qué a mí?”. Y yo digo: “¿y por qué no, si la paga del pecado es muerte?”. Nosotros no merecíamos lo bueno, pero es por su misericordia que nos va bien.
Cuando el ángel saludó a María, ella dijo: “¿Y por qué me saluda así?”. Muchos de ustedes creen que son merecedores de todo honor y toda gloria. Cuando uno cree merecer todo, termina siendo un amargado, resentido, juzgando a todos. Pero si cuando algo bueno le está pasando en la vida, uno da gracias, se quebranta de agradecimiento y dice: “no sé por qué a mí”, entonces es agradecido. Cambie de manera de vivir, agradezca por lo que tiene y en lugar de llorar porque le va mal, llorará por el favor y gracia que ha hallado delante de Dios. Él tiene mucha bendición en sus manos, pero tiene que encontrar a quién dársela. Es la gracia de Dios en nuestra vida lo que necesitamos.
Lucas 1:30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Di: “Señor, ayúdame a hallar gracia delante de ti”. Se puede desarrollar la gracia de Dios.
Job 29:1-5 Volvió Job a reanudar su discurso, y dijo: Quién me volviese como en los meses pasados, Como en los días en que Dios me guardaba, Cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, A cuya luz yo caminaba en la oscuridad; Como fui en los días de mi juventud, Cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda; Cuando aún estaba conmigo el Omnipotente, Y mis hijos alrededor de mí; Job estaba pasando por un mal momento, estaba añorando un tiempo. Diga: “Señor, que tu favor guarde mi casa, que esté velando sobre ella”.
El favor de Dios es algo que Él da, pero tengo la corazonada que está acompañado de seres angelicales, que hablan y susurran al oído de la gente y los mueven a que hagan o faciliten algo. El favor de Dios VELA sobre la casa.
Si Él es su amigo y vive en su casa ¿qué le puede faltar? En el original hebreo dice: “Cuando el secreto de Dios velaba sobre mi casa”. ¿Cómo así? La palabra original no era “favor, amistad”, sino “secreto”. El secreto de por qué a Job le iba bien era el favor de Dios. En el antiguo testamento, se habla más del favor de Dios que en el nuevo, el secreto de Josué, Gedeón, José, David fue el favor de Jehová velando sobre sus tiendas. Nosotros queremos que el favor de Dios esté en nuestras casas, las rodee. Esto es más importante de lo que usted cree.
Job 29:4 Como fui en los días de mi juventud, Cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda.
Job reconocía que conocía a Dios desde los días de su juventud; es por eso que debemos enseñarles a nuestros hijos la Palabra, porque el favor de Dios se trabaja desde pequeños. Ayer platicaba con mi esposa y le decía: “¿Te recuerdas cuando éramos novios?”. Yo no tenía un lugar donde orar, ella se iba a cocinar y yo me quedaba orando. Mi suegra me vio llorar, gemir, clamar, postrado en la alfombra, clamando a Dios por misericordia, por gracia. Desde joven busqué la gracia y favor de Dios. Dice: “Desde los días de mi juventud, ya velaba el favor de Dios sobre mí casa”.
La verdadera vanidad no es tener buenas cosas, sino trabajar mucho y nunca descansar; estamos aquí para tener una buena vida. Hoy admiran a todos los que trabajan mucho, a los que no descansan, a los que están con úlcera, gastritis, diciendo: “esta persona sí se esfuerza y trabaja”, pero eso es vanidad. Todo el libro de Eclesiastés habla de lo que es vanidad, pero Eclesiastés 12 cierra diciendo: “Acuérdate de Jehová en los días de tu juventud”, porque cuando estás joven, tienes más tiempo para buscar el favor de Dios, para que cuando seas grande, puedas estar tranquilo.
Cuántos de los que están aquí dicen: “¿Cómo no conocí y aprendí de Dios cuando era más joven?”. ¡Cuánto nos hubiéramos evitado si hubiéramos conocido la Palabra de Dios! ¿Vas a seguir intentando con tus fuerzas o vas a buscar el favor de Dios? El favor es la fuerza de alguien más operando en tu vida. Pídele a Dios que te ayude a tener una conducta para provocar su favor. Aprenda a dar gracias, dé gracias, empiece por allí, ningún orgulloso sabe decir “gracias”, pues cree que lo merece todo.
Ayer fuimos a celebrar el cumpleaños de mi esposa y cuando estábamos en el restaurante, pasaron las bebidas y el mesero dijo: “Esto es una cortesía mía hacia ustedes”. Pasamos hablando de este joven toda la tarde. El hecho que nos exoneraran del pago de la licencia de construcción, es producto del favor de Dios y lo único que pedimos es que este favor se devuelva, es Dios hablando y susurrando al oído de las personas. Dice en Hechos: “Y tenían favor con todo el pueblo”.
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