Epístola de Frustración
Managua, enero 2, 2008.
Queridísimo señor X:
Una euforia ha invadido mi ser. Mi corazón palpita sin control alguno, y al parecer desbordará los muros de contención, que han ocasionado sentimientos truncados, en mí.
Hoy, he logrado un poco de su atención. Siento que las puertas de su corazón están por abrirse para que yo pueda traspasar el umbral de su tierno amor.
Me siento niña, adolescente, enamorada, otra vez, después de haber puesto un sello a mis emociones y sensaciones; pero creo que ya es suficiente de haber experimentado lo que ahora estoy sintiendo. ¡Basta ya! Sentimiento bello y divino. ¡Basta ya! de crear ilusiones, creo que ya es suficiente de expectativas. No quiero salir herida. No sé si podría soportar nuevamente un dolor causado por un falso amor. Si mi corazón está feliz así, mejor que continúe y pare antes de que salpique mis entrañas de viva sangre enamorada.
Hoy es el momento de decir ¡alto! A este padecer, que aunque cause placer se combina con sufrimiento. Así que hasta nunca epístolas. Gracias por haberme servido de confidentes en mis noches solitarias y tremolas.
Gracias señor X, por haber sido fuente de inspiración mía. Gracias por darte el desentendido en todo este marullo de pasiones fantasiosas.
Seguramente notará mis incoherencias, pero así estoy toda, totalmente incoherente.
Atentamente,
Señora Frustración.
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