Epístola !Qué bonita sensación!
Hola Señor X:
Si estás leyendo mi carta, te estarás preguntando si serás tú el señor X, pero, ¿Cuántos han leído esta carta? ¿Acaso cada uno se creerá el señor X? Pero, déjame decirte, que sí eres tú. Sí, tú el que ahora está frente a este pálido papel, y también es el que lo leyó ayer y quien lo leerá mañana y el que aún no lo ha leído.
Señor, usted me está haciendo perder la razón, porque tan solo imaginármelo hace que lata mi corazón. ¡Que bonita sensación! Está combinada de amor y dolor. Y si es así el amor, ha de ser maravilloso, porque es un profundo dolor que carcome mis entrañas, altera mis sentidos,
y nubla mi visión.
Quiero decirte que estoy confundida y me siento perdida en esta maraña de pensamientos y sentimientos, alegrías y tristezas, nostalgias y melancolías. En fin, en este rompecabezas de ideas y estremecimientos.
Quiero que sepas que cada noche es interminable, esperando el día en que volveré a verte, a sentirte, a escucharte y ………el resto, no sé que sigue, porque ya no sé que esperar de ti. Si tan solo te volvieras materia, si tan solo dejaras de ser una idea fugaz, si tan solo pudiera sentir tu cálida respiración, aunque despierte en mí esa terrible sensación de saber que hoy estarás conmigo y que mañana, que mañana, quizás, en brazos de otra te estremezcas y yo aquí muriéndome de frió, al no sentir tu calor y esperando por ese incontenible amor.
Señor X. ¿Te gustaría abrazarme? ¿Te gustaría sentir la calidez de mi cuerpo y compartir con migo mis locos ideales? ¿Te gustaría tomarme de la mano y galopemos juntos sobre el suave lomo de Pegaso? ¿Quieres sentarte conmigo sobre una estrella y poder apreciar la confusión de las almas del paraíso? ¿Quisieras desprender con migo los pétalos de una rosa, tú diciendo: Me quiere, y yo, no me quiere, y que al final el último serás tú, respondiéndome, Me quiere?
¡Ay Señor! ¡Cuánta blasfemia con la poesía! ¡Cuánta barbarie con la ortografía! ¡Que desastre mi coherencia! Ya se me olvidó la gramática. Así que mejor seguiré mañana con este bochornoso evento.
Atentamente,
Señora Confusiòn
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